La identidad nacional es la consecuencia del conocimiento, respeto, estudio y custodia del patrimonio y la gastronomía conforma el patrimonio cultural. La cocina guatemalteca es rica en sabores y diferentes presentaciones que guardan el toque familiar, con recetas que se han sabido guardar y transmitir celosamente de generación en generación; pero más allá de una forma de aprendizaje directo de madre a hijas e hijos, incluye a su vez el gusto por recordar una buena comida dentro del entorno familiar.
Dice Braudel que “un simple olor de cocina puede evocar toda una civilización” La tradición culinaria, cambia y se regenera por las innovaciones que exigen los tiempos. Una visita a un país, permite penetrar en la historia del lugar y es allí donde la gastronomía local revelará secretos de innegable valor.
Una forma de nuevo turismo desde el punto de vista de un recurso cultural contemporáneo, incluye el turismo gastronómico que agrega una mayor satisfacción a la experiencia turística y puede asociarse con un turismo de calidad.
En el marco del Proyecto de Turismo Cultural en América Latina y el Caribe lanzado por la UNESCO en la Habana en 1996 se concluye dar importancia al Patrimonio gastronómico regional considerado como la base para el desarrollo del turismo cultural. Las recetas de cocina son consideradas un bien cultural comparable a un monumento; donde se puntualiza que el patrimonio culinario debe ser una experiencia cultural para la gente del país como para los extranjeros.
Es puntual mantener las tradiciones culinarias para su debido resguardo, lo que incluye conocer la gastronomía local, apreciarla y transmitirla; pero a su vez reinventar el menú para ofrecer productos de antaño con presentaciones de actualidad que logre satisfacer a los comensales contemporáneos y ofrecer procesos culinarios innovadores.
Sin más, será un deber de todos hacer que nuestra gastronomía sea conocida localmente y trascienda fronteras.